Índice
    El panorama que vislumbran los expertos consultados para el mundo del siglo XXI en el ámbito de la política podría resumirse en lo siguiente:
    • Lógica economista.
    • Control político y social.
    • Democracia electrónica extensiva.
    • Democracia participativa.
    • Sofisticación de canales .
    • Perdida de la participación real.
    • Devaluación de la política formal.
    • Emergencia de la sociedad civil.
    Los orígenes de este escenario radican en la denominada “democracia enredada” ya que la democracia es el sistema político que imperará, por asegurar un mecanismo de participación pública igualitario en principio, que garantice los derechos civiles de la ciudadanía, será requisito indispensable para poder tener acceso pleno a los beneficios de una economía globalizada. La Democracia como sistema político no tiene hoy día rival en un mundo global.

    En el mediano plazo se conformará una elite decisoria de carácter mundial, donde habrían de converger políticos adscritos a entidades nacionales o supranacionales y representantes de corporaciones transnacionales, una élite donde lo político y lo económico estrían unidos cada vez más y como nunca antes, de forma explicita, ya que las élites empresariales  han formado grupos de poder a la sombra desde los albores de la revolución industrial, lo novedoso es que se estima que llegará un momento en que el poder económico pasará del poder fáctico al poder real en lo que a gestión política se refiere.

    El papel mediador de los organismos internacionales de gestión política como la ONU la OMT se prevé como el segundo puntal en la toma de decisiones políticas. Según las previsiones de los expertos, vamos hacia un mundo en el que conglomerados coaligados puntualmente actuaran de forma conjunta, obedeciendo a intereses comunes y como actores protagonistas, tal ves en detrimento del hasta ahora actor principal en el sistema mundial, EEUU. El tiempo de las alianzas políticas inmutables y duraderas, dirigidas por un liderazgo incuestionable paso. Una vez afianzado el capitalismo como sistema económico globalizado, las alianzas políticas de basan en intereses coyunturales, puntuales, de corto plazo y los liderazgos inmutables dejan de tener sentido.

    Se prevé un gobierno mundial que podría fundarse en un organismo internacional pre existente (la ONU) y que habría de ejercer un liderazgo de amplia base, respaldado por las comunidades locales y que gozaría de una credibilidad suficientemente cimentada en la defensa del interés común.

    Se prevé una sociedad civil activa que tal ves pueda ser el caldo de cultivo para la emergencia de nuevas formas políticas contrarias al poder previsiblemente omnipresente de las multinacionales. En este sentido no se anticipa el “fin de las ideologías” augurado por Fukuyama; sino muy al contrario el advenimiento de una lucha ideológica. A nivel macro se prevé la extensión de la democracia de corte occidental como sistema político dominante llegando a 90% de la población mundial.

    Según los expertos existe la posibilidad, no ya de un conflicto ideológico a escala mundial, sino la emergencia de conflictos ideológicos, regionales que podrían ser en última instancia los causantes del conflicto a nivel macro. La historia de la humanidad puede ser interpretada como una lucha continua entre sistemas mundo por imponer a sus vecinos su particular visión de la economía, la política y la cultura en el ánimo de expandirse para sobrevivir.